Fue distinto I

La dife­ren­cia en gra­dos Rich­ter fue míni­ma (0.3), de ahí que el mie­do emer­ja. En las reac­cio­nes de la gen­te se le da cuer­po al mie­do com­par­ti­do de que la catás­tro­fe de 1985 no sería la úni­ca y de que el tiem­po nos ha obse­quia­do pró­rro­ga. ‘Aho­ra sí segu­ro que caye­ron edi­fi­cios’. En los últi­mos dos tem­blo­res el sue­lo y las pare­des vol­vie­ron a cru­jir. A la par del mie­do se acti­vó en ambos epi­so­dios la memo­ria-cons­cien­cia de que la catás­tro­fe es pro­me­sa cíclica.