caja de arena

El espa­cio entre el vagón y la pie­dra es el alien­to roce de una ballena
su bra­mi­do (sin dio­sa que son­ría) rever­be­ran­te espe­jo de la posi­bi­li­dad de nada

alas cabe­llo     ten­tácu­los de sombra
como dientes
en silen­cio sádico
a la deriva

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