Dar

Res­pues­ta a una men­ción de Ana­ta Nakami

Las cosas se dan con un orden casi divino, y tene­mos fe en ello: ‘las cosas se tie­nen que ir dan­do solas’. Y ahí su cua­li­dad de ocu­rrir en movi­mien­to inevi­ta­ble, resal­tan­do que no hay inmo­vi­li­dad pasi­va: ‘¿cómo se die­ron las cosas?’. Auto­no­mía de ellas que nos auto­ri­za a dar­nos, pues ya esta­ba dado que se iba a dar como se dio. Nos dimos, dan­do entre­ga, pro­tec­ción y des­va­río. Dar­nos. La inten­si­dad fre­né­ti­ca de dar­se en la madre, se nos da la velo­ci­dad. Así nos damos ‑como las cosas- y nos vamos dan­do según se van dan­do las cosas, según se fue­ron dan­do, según se die­ron, según se fueron.

Deja un comentario

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *