Vi la conferencia de prensa diaria en la que se comenta el asunto del Coronavirus. Resulta lastimoso ver el perfil de los reporteros que cubren la fuente: sin oficio periodístico o capacidad de retención, se les dificulta articular preguntas concretas, no cuentan con conocimientos previos sobre el tema, etc. Creo que es el caso de los reporteros en general. Como el negocio en los medios de comunicación no estaba en la cobertura de noticias, no había necesidad de tener buenos perfiles indagando o haciendo preguntas. Quizás no se perciba la gravedad de estas carencias pues muchos no se han dado cuenta que ya casi no hay hechos y relatos puntuales en lo que seguimos llamando información. El día a día de mucha gente no deja tiempo o hambre de comprender las realidades más próximas y las más ajenas, que para ello sirve informarse. Hoy se precisa más un espejeo que valide los propios prejuicios, posturas o inercias. A eso se debe que los pocos reporteros que pueden redactar una nota periodística con alguna solvencia acaben siendo pisoteados por sus oficinas de redacción cuando les titulan la nota de una forma amarillista. Así se asegura que ‘el contenido’ tendrá mayor enganche, likes, mentadas y mayores probabilidades de volverse viral, como la cobertura del coronavirus, que acabará siendo más viral que el virus mismo.