Política

Reiteración violenta de la palabra violencia

En la tele­vi­sión y las colum­nas de opi­nión se vie­ne repi­tien­do con insis­ten­cia la pala­bra vio­len­cia. Con auto­ri­dad exigua se seña­la por igual a estu­dian­tes, twit­te­ros, incon­for­mes y a otros perio­dis­tas como vio­len­tos o inci­ta­do­res del odio: pre­cur­so­res de más vio­len­cia. Se les desig­na de esa mane­ra como si un gri­to, una movi­li­za­ción o una men­ta­da de madre fue­sen en sí mis­mos una afren­ta físi­ca o pusie­ra en ries­go la inte­gri­dad del que es dia­na de estas expre­sio­nes. Nada dicen de la frus­tra­ción del que gri­ta, del que ha sido des­po­ja­do de recur­so y opor­tu­ni­dad de resis­tir y hacer­se escu­char en con­di­cio­nes equi­ta­ti­vas. El har­taz­go no es un acto espon­tá­neo, tie­ne raíz y ros­tro, se pue­de ras­trear y narrar: es una cade­na de agra­vios, de insul­tos y des­po­jos. Men­tir y defor­mar estas narra­cio­nes es anu­lar a cada uno de los pro­ta­go­nis­tas que las han hil­va­na­do. Es por ello que la masa en car­ne viva se soli­da­ri­za hori­zon­tal­men­te, ensa­ya la con­quis­ta de su voz des­de el gri­to des­nu­do que arde, que dig­ni­fi­ca. Los medios y los man­dos apos­ta­ron por la divi­sión, expro­piar del hom­bre su capa­ci­dad para reco­no­cer­se, her­ma­nar­se y resis­tir. Pero de su dis­pen­dio inmo­ral no ha cre­ci­do más vio­len­cia, ger­mi­nó ciu­da­da­nía que sigue resis­tien­do mien­tras se pro­pa­ga, se incon­for­ma y detie­ne la iner­cia que se la había impues­to. De ahí la reac­ción vio­len­ta y des­me­di­da de lla­mar vio­len­to a quien aban­do­na la pos­tu­ra plá­ci­da de asi­mi­lar la derrota.

Foto: Celes­te RC

Elba Esther, brillante y tétrica, el siniestro poder tras el poder

Elba Esther Gor­di­llo. Bri­llan­te y tétri­ca la seño­ra. La mano que mece la cuna. Uno sabe de todos los hilos que mane­ja, el tama­ño del sin­di­ca­to (y por ende del daño en la edu­ca­ción de Méxi­co con todas las con­se­cuen­cias que eso impli­ca), su apor­te en votos y corrup­te­las hacia Cal­de­rón en 2006 y la enor­me can­ti­dad de videos de sus dis­la­tes y burra­das. Pero nun­ca la había vis­to sin la más­ca­ra. El video es de octu­bre (2011) y le ati­nó a todos los esce­na­rios que se venían. Olfa­to polí­ti­co y el sinies­tro poder tras el poder. No tie­ne des­per­di­cio este video. No de gra­tis pue­de ama­sar tan­tos intere­ses en torno de ella y mani­pu­lar­los. Ella es el PRI. Esca­lo­frío por haber­la mira­do de fren­te. No cabe mini­mi­zar el tama­ño de este mons­truo des­de la bur­la o la caricatura.

Pozo de lágrimas

This late age of the worl­d’s expe­rien­ce had bred in them all, all men and women, a well of tears. Tears and sorrows; coura­ge and endu­ran­ce; a per­fectly upright and stoi­cal bearing.”

Esta tar­día era en la expe­rien­cia del mun­do ha cria­do en todos ellos, todos hom­bres y muje­res, un pozo de lágri­mas. Lágri­mas y pesa­res; valen­tía y resis­ten­cia; un sopor­tar cabal y estóico.”

(Vir­gi­nia Woolf – Mrs. Dalloway)

Lle­var a cues­tas las lágri­mas de los deu­dos de todas las gue­rras del siglo vein­te. Como las cifras de acae­ci­dos en la gue­rra con­tra el nar­co­trá­fi­co. Cada cifra no es sola­men­te un muer­to sino un cúmu­lo de lágri­mas de sus deu­dos: los fami­lia­res, los hijos, los padres, los veci­nos, cada madre que sollo­za cada noche por no haber teni­do la opor­tu­ni­dad de tener una tum­ba don­de des­plo­mar­se y berrear sin con­sue­lo, con gri­tos, con rabia inagotable.