Recurro a la escritura cuando me es completamente inaplazable. Pero solamente escribo en pequeñas dosis, cosas de corto aliento que no hagan que esté pensando en ello más tiempo de aquél que esté frente al papel o el monitor. Es como estar consciente del peso que tiene una droga o un vicio y recurrir a él sólo cuando la necesidad doblega. Escribo apenas lo suficiente para tener la adrenalina y energía necesarias para continuar, para estar en el momento. Luego, siempre, viene el olvido, el tedium vitae, la abulia, el olvido. El gran problema de este modelo es que los proyectos de cierta estatura requieren un aliento o esfuerzo mucho mayor, sostenido. Requieren labrarse o irse conquistando por centímetros. Yo escribo siempre en retirada, incendiando todo antes de que llegue el enemigo imaginario. Luego como en un sueño regreso a los territorios que hube destruido. Hay nuevamente vida, todo sigue creciendo, pero siempre de forma silvestre, caprichosa. Recurro a la escritura cuando me es completamente inaplazable. Pero solamente…
Lo bueno es que lo haces… cuando uno escribe es porque no se ha olvidado de sí mismo. Y gracias por recordármelo.
Linda y contundente frase. La pondré en mi twitter. 🙂
Hace tiempo que no sé llegar a ella, es como un aliento que se me ha escapado y cuando intento tomarle sin me esté mirando se ríe de mi y se aleja entre nubes grises de sarcasmo. Hace tiempo que no llego a ella, solamente leo y cuando creo que es tiempo de decir algo que me saque de mis contemplaciones llega el olvido, y solo queda la página en blanco, mi mente intenta responder a sus impulsos pero me vuelvo una calma fingida porque se que aún está dentro de mi y cuando llegue el momento de tomarla entre mis manos tal vez la encuentre dormida y con un beso sofocante le diré que es tiempo de llevarla conmigo…
Te quiero hermano
Una persona en twitter (http://twitter.com/pamellati/status/7227757545) escribió ‘Cásate contigo’.… la escritura es elusiva porque así lo somos, rehuímos de ese abrazo o beso final entre nosotros mismos. En algún momento (en la infancia o en la bioquímica de nuestro cerebro) nos desdoblamos y hemos vagado sin poder tener encuentro o descanso salvo por los breves instantes en que podemos escribir, hablar con nosotros. La escritura es reflejo, al menos para lo que estamos conversando, y uno es el que se ríe y elude, el que abandona. Entiendo perfectamente lo que me compartes querida hermana. Contestarte es resistir un centímetro ante el ventarrón que quiere llevarme una vez más a la abulia y el silencio caótico. Escribamos. Como antes. Te quiero mucho Paola adorada.