Me gusta el término needledrop. En la práctica se emplea para designar el proceso de grabación de un disco LP y su traducción digital. Los entusiastas comparten sus tiradas y las publican en YouTube o en foros especializados. Todo por el gusto de convidar un hallazgo, una combinación de sonidos o por el ánimo de contagiar la costumbre de la inmersión musical profunda. La palabra needledrop me sugiere una guillotina que cae lento, que viaja permanentemente, en espiral, por un surco que acaba por ahorcar y no decapitar. Pienso también en el arponazo del adicto: otro surco, otro viaje. Me seduce traducir needledrop como tirada, porque es también una apuesta Stephánica, estrafalaria. El proceso nos imprime surcos como aguja, nos esculpe, moldea, deforma y tira, hacia el centro, en espiral.