Ochentas que se ensanchan

Supe que los ochen­tas no habían sido sola­men­te los ochen­tas casi cuan­do hubie­ron ter­mi­na­do. Un com­pa­ñe­ro en la pri­ma­ria me pres­tó un cas­set­te de The Cure. Fue una sacu­di­da (y tam­bién para mis padres por­que se tenían que rece­tar el cas­set­te en el coche y en la casa). Lue­go de la heca­tom­be hubo que vol­ver los pasos y des­cu­brir­se a la par de los nue­vos hallaz­gos. Los ochen­tas (aun­que toda­vía no los lla­ma­ba­mos así) se ensan­cha­ron hacia aba­jo, hacia adentro.

Fue has­ta des­pués del inter­net que supe de Romeo Void. Algún adep­to al saxo­fón o a Debo­ra com­par­tió un disco.

Total que sigue pasan­do el tiem­po y los ochen­tas no dejan de ensancharse.

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