Melánica I
Dar el texto es haber atravesado el abismo, haberlo condensado más bien. Terminado el texto siento una gran fortaleza. No sé si el contemplar trágico y no sucumbir en él me de fuerza, o si haberme sostenido para arar un trecho de escalofrío es lo que me da la excitación casi frenética. La adrenalina de sobrevivir acaso, ver más… La amargura ‑en un sentido amplio- tiene su gusto: como el café o el vino. Son gustos adquiridos, podrían decir. ¿Pero si se dieron como un brote puntual como el de la esquizofrenia o el cáncer? Hay quienes deseaban contemplar el rostro de Dios. Me los imagino sonriendo. Más bien, escribir eso me hace sonreír. La letanía no es sólo su música sino su secreto.
Dar
Respuesta a una mención de Anata Nakami
Las cosas se dan con un orden casi divino, y tenemos fe en ello: ‘las cosas se tienen que ir dando solas’. Y ahí su cualidad de ocurrir en movimiento inevitable, resaltando que no hay inmovilidad pasiva: ‘¿cómo se dieron las cosas?’. Autonomía de ellas que nos autoriza a darnos, pues ya estaba dado que se iba a dar como se dio. Nos dimos, dando entrega, protección y desvarío. Darnos. La intensidad frenética de darse en la madre, se nos da la velocidad. Así nos damos ‑como las cosas- y nos vamos dando según se van dando las cosas, según se fueron dando, según se dieron, según se fueron.