Un muchacho puede ser tan idealista o tan pendejo como para pararse con una pancarta ajena en un evento de Enrique Peña Nieto. ¿Eso merece violencia? ¿Quién se merece que la turba embrutecida aplauda el que te sangre el hocico porque te pusieron en tu madre? ¿El contrario no aspira a semejante? ‘Te sangra la boca porque entre los 4 te golpeamos. Merecido te lo tienes.’ Irapuato, Cuernavaca, Córdova, Cuautla, metro Revolución; no importa dónde se genere la violencia: ¡que en ningún lado sea justificable! Nadie se lo buscó. ‘¿Cuántas costillas mereces que te rompa por ser joven y baboso?’ ¿Y cuántas por pensar distinto? ¿Cuántas por gritar ‘YoSoy132’?
La cascada de eventos es tan copiosa que en ocasiones nos perdemos entre lo que es noticia, lo que es urgente y lo que la gente está comentando. Ha quedado claro que el PRI y Peña Nieto no son como lo dice su retórica o como la imagen que aparece en televisión. Al principio de la campaña electoral pensé que no pasaría nada grave si uno u otro candidato llegaba. Asumí una trinchera propia: promover la participación ciudadana, la crítica informada y la organización activa. Nadie, ninguno, imaginaba la aparición de #YoSoy132. Con frescura, lucidez y agilidad denunciaban aquello que parecía inminente e inamovible. A partir de ahí el PRI se embarcó en una cadena de errores tácticos y políticos. Muchos factores, voces, filtraciones y noticias fueron orillando más al gran aparato sin cabeza. Por más que cuentan con recursos no han podido contrarrestar lo que miles de personas concientes y con sed de un mejor presente pueden hacer con creatividad, inteligencia y valor. De ahí que hoy el PRI esté acorralado. Hay que aprovechar que aquí en DF no hay balazos ni presencia masiva del PRI. Es nuestro deber hacer uso de todos los medios para dar cuerpo a nuestra voz, por aquellos que no pueden ejercer su derecho a expresarse libremente.
El video que sigue no es en lo más recóndito de la sierra o acaso Tamaulipas. Es Guadalajara. Baste como ilustración de lo que el cacicazgo piramidal del PRI significa en la práctica.
Me sacudió un cambio súbito en la tectónica de la palma de la mano derecha. En el prurito incontrolable por el puntito (como piquete de insecto), ensayaba la necesidad de escribir, sin despertar del todo, sin querer rascarme, palpando solamente la protuberancia. Daba vueltas a los caminos del relato y las disculpas para posponerlo. Al prender la luz vi el cambio de agujas recién trazado, aún latiendo, como ojo desvío de surcos en lugar de vías, tirando la línea, uniéndola, bifurcando la vida, alargándola.