Marcha más que anti Peña, contra el PRI

Pien­so ir a la mar­cha anti Peña Nie­to por lo que repre­sen­ta el PRI: la des­apa­ri­ción y ase­si­na­to de per­so­nas duran­te déca­das; la ins­ti­tu­cio­na­li­za­ción de la corrup­ción y el dis­pen­dio; la can­ce­la­ción de un futu­ro para millo­nes de per­so­nas por la entre­ga de la edu­ca­ción; haber expul­sa­do a la pobla­ción del país a tra­ba­jar en EEUU y aho­ra para el nar­co; la defor­ma­ción de la per­cep­ción a tra­vés de la mani­pu­la­ción en los medios de comu­ni­ca­ción y por ende haber arre­ba­ta­do de su voz y ver­dad a cada mexi­cano que tuvo una razón para incon­for­mar­se; el haber arrai­ga­do la men­ti­ra, la apa­tía, el mie­do, la des­me­mo­ria y la tibie­za ser­vil en un pue­blo gol­pea­do, can­sa­do y sangrado.

Voy a regis­trar con imá­ge­nes, con pala­bras. A con­den­sar lo que vea y a cubrir las espal­das de otros incon­for­mes con mi cáma­ra (por si quie­ren reven­tar y mani­pu­lar el descontento).

El arte de rebajar el arte

Hay un des­pre­cio muy arrai­ga­do por ese con­cep­to abs­trac­to que lla­ma­mos gen­te. Se le reba­ja la obra artís­ti­ca pen­san­do que está muy lejos de alcan­zar­la y antes de poner­le un ban­qui­to o dar­le un mapa de cómo acce­der a ella se le insul­ta mas­ti­cán­do­le la obra. El bolo ali­men­ti­cio resul­tan­te es lo que muchos entien­den por difu­sión o arte para las masas. Se sub­es­ti­ma la capa­ci­dad y sen­si­bi­li­dad del que está fren­te a la obra para vin­cu­lar­se con ella.

De niño no enten­día todas las pala­bras que se ocu­pa­ban en Mafal­da pero enten­día el con­tex­to, la expre­sión, lo que se iba bara­jean­do. Poco a poco fui enten­dien­do más y enri­que­cien­do mi pri­me­ra opi­nión. Esto últi­mo apli­ca con el arte, per­so­nas y con todo lo que en algún momen­to deter­mi­na­do sin­ta­mos ajeno.

No hace mucho Enri­que Die­mec­ke puso a can­tar y aplau­dir al públi­co lue­go de haber eje­cu­ta­do el Réquiem de Mozart en Bellas Artes. En aras bajar la obra a la masa no se preo­cu­pó por el sobre­co­gi­mien­to (mucho o poco) que pudie­ron haber sen­ti­do sus escu­chas y con­vir­tió el Réquiem en un enco­re de un con­cier­to de Juan Gabriel.

Reiteración violenta de la palabra violencia

En la tele­vi­sión y las colum­nas de opi­nión se vie­ne repi­tien­do con insis­ten­cia la pala­bra vio­len­cia. Con auto­ri­dad exigua se seña­la por igual a estu­dian­tes, twit­te­ros, incon­for­mes y a otros perio­dis­tas como vio­len­tos o inci­ta­do­res del odio: pre­cur­so­res de más vio­len­cia. Se les desig­na de esa mane­ra como si un gri­to, una movi­li­za­ción o una men­ta­da de madre fue­sen en sí mis­mos una afren­ta físi­ca o pusie­ra en ries­go la inte­gri­dad del que es dia­na de estas expre­sio­nes. Nada dicen de la frus­tra­ción del que gri­ta, del que ha sido des­po­ja­do de recur­so y opor­tu­ni­dad de resis­tir y hacer­se escu­char en con­di­cio­nes equi­ta­ti­vas. El har­taz­go no es un acto espon­tá­neo, tie­ne raíz y ros­tro, se pue­de ras­trear y narrar: es una cade­na de agra­vios, de insul­tos y des­po­jos. Men­tir y defor­mar estas narra­cio­nes es anu­lar a cada uno de los pro­ta­go­nis­tas que las han hil­va­na­do. Es por ello que la masa en car­ne viva se soli­da­ri­za hori­zon­tal­men­te, ensa­ya la con­quis­ta de su voz des­de el gri­to des­nu­do que arde, que dig­ni­fi­ca. Los medios y los man­dos apos­ta­ron por la divi­sión, expro­piar del hom­bre su capa­ci­dad para reco­no­cer­se, her­ma­nar­se y resis­tir. Pero de su dis­pen­dio inmo­ral no ha cre­ci­do más vio­len­cia, ger­mi­nó ciu­da­da­nía que sigue resis­tien­do mien­tras se pro­pa­ga, se incon­for­ma y detie­ne la iner­cia que se la había impues­to. De ahí la reac­ción vio­len­ta y des­me­di­da de lla­mar vio­len­to a quien aban­do­na la pos­tu­ra plá­ci­da de asi­mi­lar la derrota.

Foto: Celes­te RC

Elba Esther, brillante y tétrica, el siniestro poder tras el poder

Elba Esther Gor­di­llo. Bri­llan­te y tétri­ca la seño­ra. La mano que mece la cuna. Uno sabe de todos los hilos que mane­ja, el tama­ño del sin­di­ca­to (y por ende del daño en la edu­ca­ción de Méxi­co con todas las con­se­cuen­cias que eso impli­ca), su apor­te en votos y corrup­te­las hacia Cal­de­rón en 2006 y la enor­me can­ti­dad de videos de sus dis­la­tes y burra­das. Pero nun­ca la había vis­to sin la más­ca­ra. El video es de octu­bre (2011) y le ati­nó a todos los esce­na­rios que se venían. Olfa­to polí­ti­co y el sinies­tro poder tras el poder. No tie­ne des­per­di­cio este video. No de gra­tis pue­de ama­sar tan­tos intere­ses en torno de ella y mani­pu­lar­los. Ella es el PRI. Esca­lo­frío por haber­la mira­do de fren­te. No cabe mini­mi­zar el tama­ño de este mons­truo des­de la bur­la o la caricatura.