El miedo es todos los dolores, o el más celoso
Un poco ansioso, sabiendo de lo que se trataba me senté en el suelo para buscar fotografías para digitalizar. Viajar en lo retratado en las hojas de contacto me llevó a vivir el dolor de las sonrisas plasmadas, el recelo real, el coraje. Entonces pensé en la poesía y mi expresión vital. No hay intensidad en lo que hago y entiendo la razón. Una suerte de núcleo comienza a moverse desde adentro, revolucionándose y rugiendo sin que duela más que en los ojos, pero hace ruido y tengo que quejarme en voz alta, maldigo momentos y personas y sobre todo presentes. Tengo frases en la lengua y no puedo soltarlas, sería como dejar las vísceras sobre una piedra sucia, llena de polvo y sol. Pero los intestinos y los órganos apenas los puedo detener con las manos, se están saliendo como si me hubiesen cornado el abdomen. Y entonces el cuerpo ansía, comienza a temblar pues no hay cómo contener quién sabe qué cosa que duele y no se puede permitir que salga. No sale y se tiembla más y más fuerte, parece ansiedad, todo se vuelve errático, incierto, sin interés. Mientras crece una angustia por saber que la percepción cambia y los sentidos se relajan, como querer desmayarse pero diferente. Hay cosas que muerden al tomarlas con las manos. …